MÉTODO DEL PLATO

En los últimos 20 años, las raciones de nuestros platos han ido aumentado de forma excesiva, ingiriendo así muchas más calorías de las que deberíamos. Nuestros ojos van acostumbrándose a las raciones y, sin percatarnos, cada día vamos añadiendo un poco más de comida en el plato, alcanzando con el tiempo raciones más abundantes. Debemos aprender a escuchar nuestro estomago, que es quien realmente nos avisa de cuando estamos saciados.

Una de las consecuencias de este progresivo aumento de la cantidad de comida que ingerimos, es el sobrepeso o, en situaciones más extremas, la obesidad. Aun así, hay muchos más problemas de salud que derivan de este como podría ser hipertensión, diabetes mellitus tipo 2, colesterol o alteraciones del sueño, entre otras.

Una de las claves para seguir una dieta sana y equilibrada, no sólo se basa en comer de todo, sino también en controlar las raciones que ponemos en el plato. Nuestros sentidos también juegan un papel muy importante con la comida. El ejemplo perfecto podría ser un postre formado por una pieza de fruta entera u otro mismo postre dónde se han mezclado diferentes frutas cortadas. Éste último, con su diversidad de colores y la heterogeneidad de las formas, se vuelve mucho más apetecible. Es decir que la apariencia del plato es una buena arma para aprender a comer incluso esos alimentos que no nos agradan tanto o que llegados a un cierto punto, nos aburren.

Podemos elaborar un solo plato que contenga todos los nutrientes que necesitamos y en las cantidades adecuadas, manteniendo el sabor característico de cada alimento. De este modo, controlaremos la cantidad de cada uno de ellos pero a la vez jugaremos con los diferentes sabores y colores, eliminando esa sensación de monotonía que a veces hace poco apetecibles nuestros platos.
Para ello, podemos recurrir al sencillo y práctico “MÉTODO DEL PLATO” como guía cuando preparamos tanto el almuerzo como la cena. Se trata de dividir un plato en dos mitades y presentarlo de la siguiente manera:

En la primera mitad
  • Introducir los vegetales, que debemos ir combinando en crudo (ensaladas, tomates, zanahorias…) y cocidos (acelgas, judías verdes, champiñones, espinacas…). Éstos, tienen pocas calorías, por lo que hay que ingerirlos en mayor cantidad.
La segunda mitad del plato, hay que dividirla en dos cuartos
  • El primer ¼ va a contener los alimentos que destacan por su elevado aporte de proteínas, como son la carne, el pescado y los huevos (que no deberían exceder a tres por semana). Por lo que se refiere a la medida de un filete de carne o pescado, éste debe ser no más grande del tamaño de la palma de la mano.
  • El segundo ¼ estará compuesto por los carbohidratos: pasta, arroz, patata, i legumbres principalmente. La cantidad recomendada de éste tipo de nutrientes, es de una taza o el equivalente de un puño cerrado.
Todo lo mencionado, debe ir acompañado de, al menos, 2 litros de agua diarios y una pieza de fruta en cada comida.
De este modo podemos jugar con las raciones de los alimentos, ingiriendo más cantidad de los que contienen menos calorías y menor cantidad de los que contienen más, siempre siguiendo las recomendaciones y proporciones correctas.

Siguiendo el “MÉTODO DEL PLATO”, podemos llevar una dieta completa, variada y equilibrada que además nos ayudará a controlar nuestro peso. Nunca hay que olvidar la famosa frase de Hipócrates, Somos lo que comemos, pensamos y respiramos.



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