La sandía, pocas calorías y muchos beneficios

La temporada de verano se caracteriza por la gran diversidad de frutas existentes en los mercados, las cuales llenan nuestros platos de color y nos ayudan hidratarnos y a combatir las altas temperaturas que marcan los termómetros. Pero si hay una fruta típica por antonomasia en esta época estival esta es, sin duda alguna, la sandía.


Además de por el gran tamaño que puede llegar a alcanzar, la sandía impresiona por su delicioso sabor dulce y refrescante textura acuosa. Aunque en su composición destaca fundamentalmente el agua, también proporciona una buena cantidad de vitaminas (A y C), minerales y antioxidantes que favorecen la salud. Con alrededor de un 93% de agua, la sandía presume de tener un valor calórico muy bajo: apenas aporta 20 calorías por 100 gramos. El color rojizo de su pulpa responde a la presencia del pigmento licopeno, un compuesto con función antioxidante que previene el estrés oxidativo y se asocia a la reducción del riesgo de varios tipos de cáncer.

La sandía nos permite mantener la línea cuando el calor aprieta y lo que apetece es saciar el apetito a todas horas con helados, polos y bebidas frías. Sin embargo, hay otras muchas razones por las que aconsejamos comer una generosa tajada de sandía a diario e incluirla en el menú no solo como picoteo o de postre. Y es que el consumo de sandía nos beneficia en múltiples campos: dolor muscular, piel, digestión, presión arterial, asma, etc.

Buena para la dieta de deportistas
Aumentar la ingesta de sandía puede traducirse en una mejora en el control de la glucemia, además de ser útil en la prevención y el tratamiento de patologías cardiovasculares, cerebrovasculares y en el síndrome metábolico, perfil que, entre otros factores, incluye: obesidad, hipertensión arterial, hiperglucemia y resistencia a la insulina. Esto es debido a que la Curcubita Citrullus –conocida también como melón de agua– es muy rica en el aminoácido citrulina, precursor de la argigina, la cual es esencial para la formación de proteínas y otras moléculas importantes en la regulación del tono vascular y la dinámica del corazón y de la sangre.

Uno de los pocos estudios de investigación que existen acerca de la biodisponibilidad del aminoácido citrulina y la arginina tras el consumo de alimentos lo ha dado a conocer el Departamento de Agricultura de Estados Unidos. Durante tres semanas y bajo la supervisión de un nutricionista, los participantes del ensayo llevaron una dieta que incluía una ingesta baja de zumo de sandía y un consumo elevado en las tres comidas principales. Pasado este tiempo se comprobó que quienes consumían más zumo de sandía tenían mayores concentraciones de arginina. Después de analizar los resultados, se extendió el consejo dietético de aprovechar la temporada de esta fruta al máximo comiendo un buen trozo de sandía diariamente.

Entonces, ¿es bueno comer sandía? Aunque sea una fruta saludable, como en todo, hay excepciones. Aquellas personas con descompensación de los triglicéridos (o niveles de glucosa) o que sufran una patología hepática que precise control de los azúcares deben limitar el consumo de esta y otras frutas, puesto que su índice glucémico es alto (72), aunque su carga glucémica es baja (4).

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