Partimos de la base de que la grasa es imprescindible en nuestro organismo, pero solamente en un pequeño porcentaje, que es lo que se conoce como grasa esencial: alrededor del 3% en los hombres, y entre el 8% y el 12% en las mujeres. Esa es la grasa que tu cuerpo necesita para sobrevivir y que realiza funciones de protección de los órganos. El resto se usa en su mayor parte para conseguir energía cuando el cuerpo la demanda.
Tipos de grasa según su localización
Según dónde se encuentre en nuestro cuerpo podemos distinguir entre 3 tipos de grasa.
- Grasa dura o grasa visceral: es la que se encuentra en la zona del abdomen, entre los órganos. Es la más difícil de eliminar y la más peligrosa, ya que se encuentra en relación directa con otras patologías como riesgo cardiovascular o diabetes. Es más común en hombres que en mujeres.
- Grasa blanda, grasa subcutánea o grasa periférica: es la que se encuentra por debajo de la piel pero no entre los órganos, sino en una zona más externa. Es más sencilla de eliminar y menos peligrosa que la anterior. Es más común en mujeres, sobre todo en la zona de caderas y glúteos.
- Grasa intermuscular: es la que se localiza entre las fibras de los músculos. Es una cantidad ínfima comparada con los otros dos tipos, y aumenta con la edad, tanto en hombres como en mujeres.
- Grasa parda: es un tipo de grasa que tenemos cuando somos niños y que es metabólicamente activa, es decir, produce energía (produce calor para aumentar la temperatura del organismo y así protegernos del frío). La mala noticia es que estos depósitos de grasa parda van desapareciendo con la edad, aunque no del todo.
- Grasa blanca: es la que se encuentra en los depósitos de grasa que tenemos como adultos y que se limita a actuar como fuente de energía cuando el cuerpo la necesita, pero no es metabólicamente activa. Es decir, que se almacena, pero no hace nada más.
- Grasa beige: en los adultos, los depósitos de grasa parda se denominan grasa beige. Están conformados por grasa blanca sobre la que ha actuado la hormona irisina (descubierta hace relativamente poco, en 2012), que hace que obtenga características similares (aunque no iguales) a las de la grasa parda.
Para mejorar tu composición corporal "solo" necesitas una alimentación saludable y un poco de ejercicio físico practicado de forma regular. De esa manera mantendrás tu porcentaje de grasa en un valor normal y disfrutarás de los beneficios de la actividad física.
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